Diario El Mundo Escribe Miguel Ángel Giordano ( Escritor historiador desde Argentina ) Un tiempo que formó parte inexcusable de la historia de nuestro país y mucho más, de la Ciudad de Buenos Aires ; El cierre del diario “El Mundo”, dejó tras de sí una historia con ribetes épicos, donde se confunden cuentistas y poetas con luminarias de las artes de la comunicación y de la bohemia. Fue “el comienzo del final” de un tiempo, de una época, seguramente mucho más noble y más digna de ser vivida. También nos dejó un sabor amargo y una rabia crispada en nuestras almas. Este diario, que empezó como una pequeña compañía periodística, llegó a convertirse en una importante empresa editorial que dejó una marca indeleble en la edición gráfica nacional. La historia comienza con Alberto M. Haynes - que había llegado de Inglaterra en el año 1887 -, y una modesta impresora “Minerva”. Incluía temas culturales, gustos y costumbres, vestimenta, formas de vida y notas “sociales” destinadas al público femenino, en especial de la élite porteña de la época, de alto poder adquisitivo. Su tirada la ubicó por mucho tiempo como la revista Argentina de mayor venta. Poco tiempo después, la editorial lanza nuevas publicaciones, dedicadas a otros aspectos de la sociedad, como “Mundo Argentino”, que dirigió Constancio C. Vigil (antes de formar su Editorial Atlántida con El Gráfico, Para Ti, y Billiken , entre otras) y que en 1955, llegaría a dirigirla el escritor Ernesto Sábato. También aparecen: “Mundo Agrario”, “Mundo Infantil” y “Mundo Deportivo”. El 29 de diciembre de 1923, la Editorial Haynes inaugura su enorme y lujoso edificio, que estaba ubicado en la esquina de las calles Río de Janeiro y Bogotá, en el barrio de Almagro, tenía en su parte superior, una bellísima cúpula y sobre ella, dos colosos de piedra que sostenían una esfera de bronce. El matutino tenía un revolucionario formato tabloide, de cómoda manipulación para la lectura en el tranvía o los pequeños colectivos de entonces. Estaba plagado de fotografías e ilustraciones y la dirección de Carlos Muzio Sáenz Peña, que lo manejaría durante muchos años. El precio de venta era de 5 centavos y tenía una novedad avanzada en su tiempo, que era un premio semanal de $ 1000.- (Moneda Nacional) a quien acierte los resultados de los partidos de fútbol de primera división (anticipo del PRODE). En el mejor momento del diario, el 21 de junio de 1929, fallece Alberto M. Haynes. Lo sucede su yerno Henry Wesley Smith, quien comandará la empresa hasta el comienzo del gobierno peronista.Su línea editorial era algo “sui generis”, porque si bien la empresa tenía capitales ingleses que defendían a empresarios de nacionalidad inglesa y sus intereses, eran columnistas del diario personajes como Roberto Arlt, quien hizo famosas a sus “Aguafuertes Porteñas”. Pero también, escribían los mejores periodistas y escritores de aquellos años, lo que elevaba el nivel del diario, de manera superlativa, tales como: Alberto Gerchunoff, Ernesto Sabato, Roger Pla, Ulises Barrera, Bernardo Neustadt. Aldo Ricardo Vaselli, Quino y Horacio Pagani. Para tamaña empresa, construyó el moderno edificio de la calle Maipú 555, diseñado especialmente como estudio de radio, ya que contaba con siete salas y dos importantes auditorios, cada uno con capacidad para 500 personas. La emisora poseía orquesta estable con una variada programación de música clásica, jazz, y tango ,desde la emisora un público ávido de escuchar programas de radio, pudo gozar de excelentes ciclos como el famoso “Glostora Tango Club” o el Radio Show en vivo, abierto al público, que participaba de los mismos. Trasmitía en directo desde los estadios los partidos de fútbol de primera, y los encuentros de box desde el Luna Park. La radio marcó todo un estilo, desplazando a la competencia, excepto a la acreditada radio “Belgrano”, de Samuel Yankelevich. Creó la famosa “Red azul y blanca de emisoras argentinas”, con 15 repetidoras en el interior del país.Por allí pasaron muchísimas figuras, como Niní Marshall, Luis Sandrini, Lola Membrives , Zully Moreno, Narciso Ibáñez Menta y locutores-animadores como Juan Carlos Thorry, Antonio Carrizo y el gran Cacho Fontana , además actuaban en vivo y en directo, las orquestas de Alfredo De Ángelis y de Aníbal Troilo, los cultores de nuestra música folclórica como Atahualpa Yupanqui y Los Chalchaleros y se hicieron populares los radioteatros como “Los Pérez García” y otros más, que hacían las delicias de los oyentes. Con el advenimiento de la TV, el público oyente terminó de conocer el rostro de aquellas figuras que durante tanto tiempo sólo identificaba por su voz, pero comenzó la debacle de esa época de oro de nuestra radiofonía. En sus últimos años la línea editorial del diario giró hacia un perfil más progresista y fue uno de los pocos que se opuso al golpe de Estado contra Arturo Illia, en 1966La empresa editaba la mítica revista de humor “Tía Vicenta”, del genial Landrú, que venía como suplemento del diario El Mundo y que va a ser censurado por el régimen militar de Onganía, hasta que termina prohibiendo su edición. El diario “El Mundo”
termina cerrando definitivamente , el 22 de diciembre de 1967. El periodista e historiador Santiago Senén González evoca su paso por el mítico diario “El Mundo” (resumen) :La esquina de Río de Janeiro y Bogotá, antigua sede de la editorial Haynes, reunió escritores y poetas de sensible pluma. Tal es así que se llamó “El Olimpo” a la redacción del diario “El Mundo”. Yo me inicié en la sección “De Torpes” (Deportes), llamada de esa forma porque allí empezaban casi todos. Aunque muchos también hicieron sus primeras armas en la sección de turf, como Raimundo Calcagno (Calki), quien sería un prestigioso comentarista de cine. En la cobertura del fútbol se empezaba con partidos de Primera B y después pasabas a la categoría superior, era un escalafón por función y no por antigüedad, como dicta el Estatuto profesional , es decir de aspirante a reportero, de cronista a redactor, etc. Cuando llegué al diario, moraban ese “Olimpo”, entre tantos dioses más, Roberto y Conrado Nalé Roxlo (Chamico), el crítico de arte Arturo Romay, el escritor Horacio Rega Molina, y los poetas Amado Villar y Roberto Ledesma. En aquellas épocas trabajaban comentaristas deportivos como Miguel Ángel Merlo y Adolfo Rienzi Echeverría, Haroldo Foulkes y Luís Alberto Reilly, conocido en el ambiente del box como “Billy Kerosene”. Pero uno de los que más me llamó la atención fue José Torrado que, bajo el seudónimo de “Offside”, hacía reflexiones sobre las hinchadas , siempre con un eterno cigarrillo negro en los labios, escribía sólo con lápices. A los cuales les sacaba punta raspándoles su mina con alguna caja de fósforos. Y si bien tenía más de setenta años, era un acompañante entusiasta de nuestras incursiones al “Tabarís” o al “Maipo”. Otro amante de la noche fue Miguel Ángel Bavio Esquiú, jefe de la sección “Deportes” del diario. Creador además del singular personaje porteño llamado “Juan Bondiola”, que en cierta forma evocaba su propia figura: alto y pintón, hombre de la noche, jugador de billar y amante de las “potrancas”. También íbamos al restaurant “El Mundo”, que estaba dividido en tres partes: una parte para los gráficos, otra para los de redacción, y en una mesa tras un gran biombo comía el director y los secretarios. A veces salíamos por la noche a comer en algún boliche de la calle Yerbal, o al bar de Río de Janeiro y Rivadavia , además, frecuentábamos el club Haynes, que quedaba a una cuadra. Me acuerdo que allí, cuando entraba por ejemplo Octavio Rivas Rooney, el mozo decía automáticamente en su castizo característico “marche dos botellas de vino”.¿Dónde fue a parar el gran mapamundi que coronaba el edificio de Río de Janeiro al 300? No lo sé. Cuando cerró el diario desapareció todo. Pero sé que ese globo terráqueo, punto de referencia del barrio y de la ciudad toda, fue trasladado antes de la demolición. Un día a Tato se le fueron las ganas de bromear cuando su colega sacó un revólver, lo dejó sobre el escritorio, y le preguntó: ¿ querés saber el resultado de hoy ? Otra historia que se instaló en mi memoria fue cuando lo echaron a Octavio Rivas Rooney. Resulta que lo habían mandado a cubrir un paro ferroviario en los Talleres del Sarmiento , pero apenas llegó al lugar, aquel viejo militante socialista comenzó a arengar a los trabajadores. Por supuesto, no sólo lo echaron del diario, sino que lo detuvieron en la Penitenciaría Nacional de la calle Las
Heras”. Otro que sufrió su “control” fue Bavio Esquiú, quien había concluido que el básquet norteamericano era superior al nuestro. Lo curioso de todo esto es que años atrás, Raúl Apold había cubierto “Fuerzas Armadas” en “El Mundo”…”.
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Miguel Ángel Giordano Argentina , 14/5/2014 |
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